WhiteAngel-DarkWings

Él la miró. Llevaba viéndola por un buen par de minutos, y no despegaba la vista de la chica ni por un segundo. Ella estaba muy nerviosa, trataba lo más posible por lucir natural, pero eso era una tarea demasiado difícil. Era como si hubiera olvidado como ser natural. Por suerte, allí también estaban sus demás amigas, tratando de confortarla lo mejor que podían. Luego de alguno minutos, ella se decidió a devolverle la mirada. Sus ojos eran claros, dulces, hipnóticos. Y su cabello, en castaños rizos, caía con delicadeza por sobre su pálida y suave piel. Era perfecto. Cada ve

La sangre seguía cayendo desde sus múltiples heridas, apenas podía mantenerse de pie, y su vista se estaba nublando cada vez más, su respiración entre-cortada le decía que debía retirarse cuanto antes de aquella pelea, pero su orgullo no iba a dejar que eso pase, él había iniciado esto y tenía que terminarlo. Se levantó del suelo como pudo, y subió los puños, si iba a morir, sería luchando. De repente sintió como alguien lo golpeaba fuertemente en la nuca, no pudo resistirlo y solo se dejó caer, perdiendo la conciencia de inmediato. Abrió los ojos perezosamen

La suave luz de luna entraba por la abierta ventana, brindando a la habitación un puro y sereno color blanco. La oscuridad de la noche se escondía en los rincones, así que todo era luz, tranquilidad, y suavidad. Un cuerpo yacía sobre la cama, se encontraba totalmente inmóvil, se podían oír sus débiles suspiros flotando en el aire, y se veía como sus párpados iban cayendo lentamente, hasta que aquella persona se encontró sumida en un profundo sueño, y se iba fundiendo en el ambiente. El sonido de una campana agonizante se hizo presente en la habitación, rompiendo lentamente el si

-¿Y? ¿Qué haces aquí arriba? -Admiro el cielo. -Pero tienes los ojos cerrados. -Las mejores cosas se ven con los ojos cerrados. -Pero... ¿Ni siquiera quieres ver mi cara? -... Me basta con el sonido de tu voz. Él la quedó mirando por un momento, era como si realmente estuviera admirando el cielo, en silencio, desde un profundo mar de pensamientos. Así que lentamente, se recostó junto a ella. Nunca había hecho nada así, siempre seguía todas las reglas, y trataba de hacer todo a la perfección. Así había crecido, como una frágil ave, encerrada en una pequeña ja